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En el mundo de los negocios, contar con un modelo financiero sólido es crucial. Sin embargo, muchas empresas no saben diferenciar claramente entre un modelo de negocio y un modelo financiero. Mientras que el primero define cómo una empresa crea, entrega y captura valor, el segundo se centra en la viabilidad económica de esa entrega y captura de valor.
Las principales diferencias entre ambos modelos requieren especial atención. El modelo de negocio abarca aspectos como los segmentos de clientes, la propuesta de valor, las estructuras de costos y las fuentes de ingresos. Por otro lado, el modelo financiero se enfoca en proyecciones de ingresos, costos fijos y variables, y métricas clave para evaluar la salud financiera de la empresa.
Construir un modelo financiero que complemente el modelo de negocio es esencial para llevar a cabo una estructura efectiva en cualquier empresa. Para ello, es fundamental utilizar plantillas prácticas que faciliten la proyección de datos financieros a corto y largo plazo. Estos modelos no solo funcionan como guías, sino que también ayudan a visualizar las expectativas de crecimiento y los posibles obstáculos a superar.
En conclusión, entender la relación entre el modelo de negocio y el modelo financiero permite a las empresas escalar de manera más efectiva, asegurando que cada decisión esté alineada con su estrategia general. La creación de ambos modelos debe ser considerada una prioridad para conseguir un futuro exitoso y sostenible.